Las señales son evidentes
Leer la prensa nacional cada día, es ver una complicidad clarísima con el sector oficialista con una buena cantidad de periodistas que con sus artículos y noticias; es una muestra de la compra de conciencia creando una descomposición que va en detrimento de la sociedad, un ingrediente nocivo para nuestra nación huérfana de moral y respeto. Una clase gobernante para cambiarla.
En sus mas relucientes titulares se podrá comprobar cómo las noticias de primer orden se refieren al gran estercolero en que se encuentra sumida la población, cobran particular relevancia los muy sonados temas de corrupción administrativa, ya no tanto por el mero hecho de lo escandalosos que resultan sino mas bien por la complicidad de los actores llamados a ejemplarizar con el deber de perseguirles, evacuando sentencia ejemplares en proporción con los delitos cometidos.
Es frecuente ver en nuestra portadas, la decadencia, en que se ha sumido el sistema eléctrico nacional, pero no menos importante es ver como han colapsados nuestro sistema de salud convirtiendo a los centros hospitalarios en vertederos de pacientes medios muertos que procurando alivios de sus afecciones terminan dándole cuentas a San Pedro. Es un verdadero viacrucis lo de nuestro sistema educativo, disfuncional una verdadera fabrica de analfabetos funcionales.
La delincuencia común ha tomado las calles apropiándose de barrios y ciudades imponiendo su ley de hurtos y muertes, la vida misma de una persona termina siendo insignificante para las hordas bárbaras de malandrines que como Pedro por su casa y con la complicidad expresa de los que están llamados a combatirlos operan.
Casos sonoros se leen cada día, del cómo los que están llamados a perseguir a los delincuentes, terminan asociándose con estos ofreciéndoles protección y o disfrutando al final del frutos de las pesquisas que sobre estos se ejecutan, formando carteles de delincuencia común que terminan quedándose y comercializando lo incautado sin importarles el daño que le infringen a los conciudadanos.
La nación que soñara el patricio Juan Pablo Duarte y todos los que como él pensaron y piensan, se ha convertido en una utopía de caricatura de país incivilizado, donde impera la ley del antiguo y lejano oeste norte americano, los pocos ciudadanos decentes que aún quedan y mantienen la cordura son masacrados por los aparatos represivo de los gobernantes de turno infringiéndoles maltratos propios de los más sanguinarios esbirros de la Santa Inquisición Europea, en épocas de la imposición de la fe.
No es posible seguir por este camino que nos marcan nuestras clases dirigentes, la patria de tantos hombres y mujeres humildes y sencillas se merecen un porvenir mejor.
Las grandes transformaciones de los pueblos que han avanzado y se han liberados del subdesarrollo, las han encaminado los hombres y mujeres que en sacrificio colectivo han enfrentado a las clases corruptas con el poder y la fuerza de sus pueblos, es tiempo de emular a sociedades que como la Francesa que en una noche de penumbra en el hastiado París un día 17 de julio de 1789, tomaron a fuerza de antorcha la simbólica Bastilla y con esa acción simbólica le devolvieron el poder al pueblo.
Las grandes transformaciones de los pueblos que han avanzado y se han liberados del subdesarrollo, las han encaminado los hombres y mujeres que en sacrificio colectivo han enfrentado a las clases corruptas con el poder y la fuerza de sus pueblos, es tiempo de emular a sociedades que como la Francesa que en una noche de penumbra en el hastiado París un día 17 de julio de 1789, tomaron a fuerza de antorcha la simbólica Bastilla y con esa acción simbólica le devolvieron el poder al pueblo.
Las señales son evidentes, sufrido pueblo Dominicano, tú que ha sabido levantarte tantas veces y surgir con fuerzas de las cenizas, tienes ante ti una nueva oportunidad de reclamar de levantarte y tomar lo que por siglos se te ha negado, pensemos por un momento en las magnas palas de nuestro canto a la patria, tomemos lo que es nuestro basta ya, basta ya, urge un cambio en nuestra sociedad.
Wilson A. Ferreras F.
Wilanfe69@hotmail.com
Barcelona, España.
El autor es director de comunicación ultramar del PRM, Barcelona.
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El autor es director de comunicación ultramar del PRM, Barcelona.
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