A raíz
de la década del 1930 y hasta nuestros días en la actividad política de la República
Dominicana se ha instaurado una práctica desleal en cuanto a los partidos
políticos mayoritarios en relación al trato con las demás fuerzas políticas
consideradas minoritarias.
Mientras
nos gobernaba el tirano san cristobalense, el generalísimo Rafael Leónidas Trujillo,
estuvo prohibida la creación de otras organizaciones políticas y aunque hubo barios intentos de formar
fuerzas políticas adversas en la clandestinidad sólo al final de sus días hubo
algunos amagos por parte de jóvenes que por su oposición absoluta al tirano se reunían
en la clandestinidad o en algunos casos en el destierro donde vivían para
intentar formar grupos combativos que se encargaban de denunciar ante la
comunidad internacional las malas artes del jefe en el manejo absolutista de la
cosa pública nacional.
Tal es
el caso de la formación en la hermana República de Cuba, de un partido que con el transcurrir
del tiempo llego a convertirse en el más grande e importante partido jamás
formado en nuestro país, a este sus entusiastas creadores lo bautizaron con el
nombre de Partido Revolucionario Dominicano (PRD), esta gran institución ha
sido la encargada de traer las libertades y la paz social a la patria de Duarte.
Mas no
obstante a lo largo de de sus setenta y cinco años (75) de historia, ha tenido
que lidiar con mil y un obstáculo en su ceno interno en su etapa de formación tuvo
que lidiar con las persecuciones de sus dirigentes primero por parte de
Trujillo y más tarde por el Dr. Balaguer y sus camarillas; superadas estas
persecuciones ha tenido que enfrentarse además en toda su historia a los
embates de fuerzas foráneas a la institución que siempre han apostado a la
destrucción del otrora glorioso partido formado allende los mares por los
viejos Robles de la democracia nacional.
Otras
tantas veces las dificultades se han producido en su propio seno, ya que en
algunas ocasiones al no ponerse de acuerdo sus líderes la institución se ha
visto mutilada y mucho de sus históricos dirigentes han salido del partido
formando sus propias organizaciones con mayor o menor éxito en la actividad
política nacional.
Tales
son los casos de los líderes históricos como: El Prof. Juan Bosch, el Lic.
Jacobo Majluta Azar, el Dr. José Francisco Peña Gómez, el Dr. Rafael Abinader (padre),
el Lic. Hatuey de camps Jiménez y muy especialmente la irremediable división
que hoy nos afecta.
Muy a
pesar de todo ello ese enorme partido que ha sabido interpretar los
sentimientos de los nacionales dominicanos y muy especialmente a las clases más
desposeídas de la nación ha sido algo así como la panacea del humilde para
canalizar sus anhelos de lucha y transformación, el PRD a lo largo del tiempo
siempre se ha recuperado de todos los embates y traiciones a que ha sido
sometido en todos estos años de historia ya que tras las diversas
fracturaciones que ha sufrido ha terminado recuperando su techo histórico de
partido mayoritario.
Hoy sin
embargo y con gran pesar estamos viviendo lo que creíamos impensable, el otrora
glorioso Partido Revolucionario Dominicano, ha terminado sucumbiendo ante la
tozudez de un despótico dirigente que con la complicidad absoluta del hijo
aventajado del que fuera el más grande partido de masas de la República Dominicana
el Partido de la Liberación Dominicana ha terminado arrodillado, disminuido,
destruido, convertido en una entelequia usado como moneda de cambio.
El irrespeto
a la institución y a sus líderes históricos ha sido absoluto que vergüenza; cuántas
historias mancilladas, cuántas luchas, cuánta sangre le ha costado al pueblo
dominicano la creación y el mantenimiento de esa institución histórica, para
que dos hijos de vecinos sin escrúpulos y solo atendiendo uno a su apetencia de
poder político mesiánico y económico y el otro a su entreguismo a cambio de
lisonjas, dieron al traste con el partido del más grande líder histórico que
recuerde la historia nacional. O José Francisco Peña Gómez, mira en que han
convertido tu partido.
El autor es vicesecretario general del PRM,
seccional Barcelona.
Wilson A. Ferreras F.
Barcelona, España.
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